• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

Anina Anyway

Escribo como piensas

  • ¿Quién soy?
  • Libros
  • Copywriting
  • Blog

Gestionar el sufrimiento: ¿Subes o bajas?

30 abril, 2015 por Anina 3 comentarios

Sobre la bicicleta me bombardean muchas ideas a lo largo del día. En las horas de pedaleo caben muchos estados de ánimo, sentimientos de derrota y triunfo, debilidad y sensación de fortaleza, dolor y euforia… Esta primera semana de viaje hacia Cabo Norte he tenido que luchar mucho por gestionar el sufrimiento: más que con mi lamentable forma física, con esa otra “yo” quejumbrosa y debilucha que hay en mi cabeza.

La que quiere parar ya. Esa que se pone a producir pensamientos negativos cuando las cosas se ponen cuesta arriba y demuestra tener muy poco control sobre sí misma. Últimamente se ha puesto en pie de guerra y he tenido con ella muchos encontronazos, pero afortunadamente siempre acaba llevando las de perder. Supongo que es natural, siendo así de floja como es.

gestionar el sufrimiento

Si vas a morir, muere matando

Claro… dentro de uno mismo, como en la carretera, cabe todo. Dicen que no pasa nada por tener miedo, el problema es sucumbir a él. Lo mismo pasa con el desánimo y la desmotivación: van a ir a por ti a muerte. Pero como me decía un amigo mientras me enseñaba a escalar: ¡muere matando! O lo que es lo mismo, si crees que no te quedan fuerzas para dar el siguiente paso, mejor gastar ese último cartucho en intentarlo en vez de quedarte agarrada a la pared como un koala.

En la bicicleta, cada minuto en el que te convences de que ya has llegado a ese punto, el de morir y matar, y echas el resto a lo kamikaze, trae consigo un minuto más de aguante, y otro, y después otro… Todos van a ser los últimos, pero al final, ninguno lo es. Así que vas sobreviviendo, felicitándote y echándote la bronca a partes iguales.

Te felicitas por no haber parado aunque cada fibra de tu cuerpo te lo pedía; qué digo pedirlo, te lo exigía entre amenazas y chantajes. Pero también te bronqueas un poco porque has estado a punto de echar el pie a tierra cuando aún te quedaba mucho que dar. Sólo por dejar de sufrir ya. Lo que pasa es que la montaña no va a desaparecer: va a seguir ahí y tendrás que afrontarla de todas formas.

Total, ¿qué es un poquito más? Ya te alcanzarán más tarde los pulmones y el hígado, que se han quedado por ahí atrás haciendo autoestop a ver si alguien les subía.

Si crees que no puedes más, es mentira

Resulta que la gran mayoría de las veces, cuando crees que no puedes más, aún puedes un buen rato. Otra cosa es que tú no te des la oportunidad de comprobarlo. Y en la vida, que es a lo que yo voy, pasa lo mismo.

Parece que te estoy animando para que aceptes todo tipo de sufrimiento con resignación, pero ya sabes que ese no es mi estilo. Esto no es una apología del masoquismo puro y duro (a no ser que ese sea tu rollo, en cuyo caso me parece fenomenal). Yo no hablo de sufrir por sufrir, sino de sufrir con cabeza, con un fin y con una cuidada economía del sufrimiento. Compensar los momentos y las emociones, las recompensas y los esfuerzos.

De hecho, el sufrimiento puede sencillamente aceptarse y padecerse; o también se le puede vencer por la fuerza, o por el control, al estilo faquir.

Para empezar, hay un tipo de sufrimiento que nosotros elegimos (como el de la bicicleta o el de la cama de clavos) y otro que nos toca aunque no queramos (aquí puedes poner el que tú quieras). Gestionar y racionalizar el primero, nos ayuda a hacernos fuertes para soportar y prevalecer sobre el segundo.

También deberías asegurarte de que el sufrimiento “no deseado” que soportas es realmente inevitable. No es lo mismo sufrir por la muerte de un ser querido, por ejemplo, que sufrir por el orgullo de no querer hablar de nuestros sentimientos con alguien que nos importa. En este caso, tenemos un tipo de sufrimiento que no es voluntario pero tampoco es inevitable. Este admite intervención y no ponerla en práctica es una negligencia de esas que acaban en tragedia. También las negligencias también mueren matando, así que mucho cuidado con ellas.

¿Qué vas a hacer para gestionar el sufrimiento?

Por otra parte, es obvio que a la hora de dar pedales no a todos nos toca el mismo terreno. No es lo mismo la llanura que la montaña, ni tener el viento en contra que a favor, ni rodar bajo el sol que bajo la lluvia. Pero las dos máximas que rigen este post, siguen intactas independientemente de las condiciones. No tengo la mejor bicicleta, ni soy una gran deportista, ni me gusta sufrir… Pero tengo la firme voluntad de no quedarme por el camino.

Y es suficiente.

Eso no quiere decir que no haya llorado al descubrir otro cuesta con un 15% de desnivel cuando ya me sentía totalmente extenuada, ni que no me haya sentido como una niña pequeña al caerme al suelo con la bici y rasparme las rodillas y las manos contra el asfalto… De lo que se trata es de lo que vas a hacer cuando llegue ese momento. Puedes sujetarte con fuerza al manillar de la bicicleta y seguir adelante o puedes tirarla a un lado y lamentarte porque lo estás pasando mal y tú no mereces eso.

Las opciones siempre son las mismas y las tienes bien claras. Rendirte o seguir en la lucha. Tu sabrás si merece la pena el sufrimiento.

Si no lo tienes claro, te contaré cómo lo hago yo cuando me cuesta decidirme y eso es casi siempre. En vez de pensar en a qué renuncio, o lo que tengo que invertir, o si requiere esfuerzo a corto plazo… pienso en qué es lo peor que podría pasar en cada caso. Suele ayudarme bastante.

También es muy útil, siempre que se pueda, intentar sacar algo bueno de lo malo. Por ejemplo, si te duele mucho el culo, ¡haz una canción!

Así que piensa, al pie de esa cuesta terriblemente empinada, bajo el ardiente sol del mediodía, sin lugar donde resguardarte ni opción de volver atrás…

¿Qué es lo peor que puede sucederte si empiezas a subirla?

¿Qué es lo peor que puede sucederte si no lo haces?

Y respondas lo que respondas, que ni el sufrimiento ni el miedo a padecerlo tomen la decisión por ti.

 


En este punto me quiero disculpar con l@s que me habéis escrito estos días (y los de más atrás), ya sean mails o comentarios, por no haberos respondido. Primero fueron muchos preparativos que hacer, ahora son muchas horas sobre la bici y el cansancio posterior, la necesidad de conocer y dedicar tiempo a las personas que te encuentras durante el viaje…

¡Gracias por ser encantadores!

Relacionado

Publicado en: Viajes Etiquetado como: bicicleta, Canción, ciclismo, dolor de culo, economía, lucha, sufrir, vencer, viajar

Comentarios

  1. Paulina dice

    23 mayo, 2015 a las 00:02

    Eres emocionante tu toda.

    Responder
  2. Silvia dice

    30 abril, 2015 a las 09:55

    Hola Anina!!!
    Este viaje va a ser un poner a prueba de forma continúa tus fortalezas y tus debilidades…
    Una noria de estados de ánimo como estas viendo ya y de sentimientos encontrados, pero sabes perfectamente que el balance final va a ser positivo, enriquecedor, y te va a hacer crecer como ya has experimentado en otras ocasiones… Y además nos vas a enseñar mucho con tus experiencias y tus siempre maravillosas e inteligentes reflexiones…
    Yo te voy a pedir un favor mientras dure este viaje y se porque lo hago.
    TE PIDO QUE NO CONTESTES MIS COMENTARIOS jajajajajaja. Y te aseguro que me encanta siempre que lo haces, pero en esta ocasión me gustaría de verdad por raro que te parezca que sea así… ¿Porqué?
    Pues para mi es comparable a cuando alguien se va de viaje y le insisto en que no quiero que me traiga nada (todo lo contrario a cuando era pequeña que pedía que me trajeran algo) porque no quiero que ocupen ni un segundo de su viaje preocupándose en comprarlo en vez de disfrutar del momento, e insisto en que no lo quiero, Al fin y al cabo el mejor regalo es disfrutar mientras te transmiten de forma viva e intensa el viaje, Y también sería comparable a cuando alguien necesita dinero y sin habérmelo pedido le digo “esto no es un préstamo, es un regalo” pues sí lo hago es porque con mayor o menor esfuerzo puedo hacerlo, y en cambio para esa persona va a suponer una diferencia en cuanto a tranquilidad y agobio al saber que no tiene que devolverlo…
    Pues esto es lo mismo extrapolado a tu experiencia…
    ¡Ya te he quitado un pequeñísimo peso de encima! Que igual ahora te sorprende pero luego te alegrara
    ;))
    Yo voy a seguir comentando igual siempre que pueda.

    Recuerda la famosa frase del cuento y el anillo cada vez que te agobies… “ESTO TAMBIÉN PASARA”
    Al fin y al cabo nada es permanente, así que disfruta de lo bueno y aprende de todo, de lo bueno y de lo aparentemente no tan bueno.
    ¡¡ÁNIMO VALIENTES!!!
    Un abrazo
    ;))

    Responder
  3. Sergio dice

    30 abril, 2015 a las 09:21

    ¡Hola!

    Espero que estés disfrutando del viaje y de la gran aventura que es viajar. Mucho ánimo con los pedales, seguro que ahora al principio te cuesta un poco más, pero ya verás como cuando cojas la forma, todo te va a resultar mucho más sencillo. Y espérate a llegar a los fiordos, que allí también hay buenas cuestas pero para entonces ya no te sufrirás.

    Es muy interesante lo que cuentas por lo general y esta entrada en particular. De hecho, yo reflexioné sobre algo parecido hace tiempo. Parece mentira que nuestra cabeza y nuestro corazón pertenezcan a la misma persona, ¿verdad?

    Si tienes 5 minutos en tu precioso viaje, te dejo el enlace para que veas que no estás sola 🙂

    http://www.elretoimposible.com/la-pelea-de-cada-dia

    Un fuerte abrazo

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • Aviso legal
  • Política de privacidad y cookies

Copyright © 2023 · Aspire Pro en Genesis Framework · WordPress · Acceder