Van ya 56 días de viaje y, desde hace un poco más de dos, siento por primera vez el peso de estar lejos de casa. Y no es porque me haya cansado de esperar durante días para darme una ducha caliente o porque no haya forma de entender ni una palabra de checo. No, esas cosas siguen teniendo todavía un punto casi emocionante. Lo único que siento y que me mantiene con la mente perdida en algún punto a medio camino entre aquí y allá es el hecho de estar lejos de la gente que quiero cuando entiendo que me necesitan.
Esta semana he sufrido una pérdida natural, la de mi abuela materna. Para ser muy sincera, ella vivió unos cuantos años más de los que a mí me gustaría. Siempre he pensado que deberíamos llevar integrado una especie de temporizador que nos detuviese cariñosamente el corazón cuando el cuerpo o la cabeza ya no resistan más. Lo quise para mí cuando vivía la agonía de mi padre (este mes hace tres años y parecen una eternidad) y volví a desearlo cuando vi la forma en que el alzheimer borra a las personas y su conciencia de todo lo que han sido.
Esta semana me hubiese gustado estar con mi familia, pero no sólo con ella.
Este post no es como los demás
Vaya por delante la advertencia de que en este post la reflexión sobre la justicia y lo posible, son sólo colgajos de una finalidad mucho más precaria, que es la de hacer un pequeño exorcismo. Hoy quiero poner fuera de mí todos los pensamientos e inquietudes que en los dos últimos días me mantienen más p’allá que p’acá. Para manejarlos, para confrontarlos, pero también para estar más cerca de los míos.
La justicia es una patente del género humano
Como tantas y tantas otras cosas. Por supuesto que la vida no es justa, porque la justicia no tiene nada que ver con el mundo más allá del género humano. Los tsunamis, los agentes patógenos, los grandes felinos, las placas tectónicas, la información genética… no pueden ser juzgados ante ningún tribunal. No viven en grupos sociales que previamente han establecido normas y leyes (justas o no); no saben nada del contractualismo, ni de si somos buenos o malos por naturaleza, ni de si el hombre es un lobo para el hombre o una vaca marina. La percepción de una situación como justa o injusta es cosa nuestra, nada más.
Como quien construye sólidas mitologías por pensar que nuestra vida ha de tener algún sentido más allá de la muerte, también construimos jueces cosmológicos y metafísicos (si se me permite tanta esdrújula), que vigilien y garanticen que la justicia que el ser humano no puede administrar, será ejercida por algo o alguien fuera de nosotros, algo más allá, nadie sabe muy bien dónde.
Pero contra nuestro deseo de creer que hay un garante de la justicia cósmica universal, está La Vida en mayúsculas y lo que en ella sucede, y es como recibir un bofetón con toda la mano abierta cuando ofreces el rostro confiado, esperando una caricia.
Si soy optimista, no es porque el Universo sea la hermosa labor de un relojero que no ha dejado nada al azar. No es esa mi perspectiva. Si soy optimista lo soy a fuerza de un número equivalente de bofetones y caricias: que ni todo tan bien, ni todo tan mal. De entender que de lo que se nos pone por delante, sólo algunas cosas se pueden cambiar, pero que incluso con aquellas que son del todo inamovibles podemos aún tener la valentía de decidir cómo queremos vivirlas. Eso lo seguiré diciendo siempre.
La encarnizada batalla de Antón
Esta semana no sólo me hubiese gustado estar con mi familia, especialmente con mi madre. Esta semana, por primera vez, he abierto los ojos una mañana y he sentido que no tenía ganas de ir a ninguna parte. Porque todo ese entramado de deseos, razones y horizontes que conforman el impulso vital se habían anudado en torno a un miedo terrible.
Sé que he sido pesada con eso de no dejarse dominar por los miedos como para contradecirme ahora, pero hay algunos que no puedes romper por la sencilla razón de que no los puedes tocar. Esos no pueden superarse a costa de poner el pie sobre ellos para tomar impulso: con algunos miedos sólo podemos convivir como quien convive con una enfermedad (a veces crónica, pero nunca mortal).
Antón acaba de cumplir dos años de vida y nos aterra la sola posibilidad de no poder ver cómo va creciendo, de no descubrir qué tipo de hombre será. Lleva tres semanas luchando en un hospital, campo de batalla para una guerra que nos siembra de minas la visión de futuro. Otra vez se pone de manifiesto que eso de la justicia tiene influencia en una parcela muy pequeña de la realidad.
Las tragedias ocurren a diario, sí, pero el amor es un amplificador mucho más poderoso que la conciencia, mucho más despiadado que la empatía.
Un poco de agujeronegrología
Pero aún así, hay razones bien fundadas que apoyan lo improbable y hasta lo imposible. A la vez que pienso que nuestra multiforme fe en La Justicia Universal es fruto de nuestro miedo y de la manifestación más naïf de nuestro ego, tengo que reconocer que hay otras “criaturas” que son igual de poco probables para mentes como las nuestras y, sin embargo, gozan de toda nuestra credibilidad.
Por ejemplo, ¿sabes que en los agujeros negros el tiempo se detiene? El espacio-tiempo se curva, se deforma, es arrastrado a su interior como en un gigantesco desagüe que no comprendemos a dónde va a parar… Personalmente es algo que me resulta im-po-si-ble de imaginar, y sin embargo lo admito como una verdad, porque asumo que el conjunto de las cosas que no puedo comprender es mayor que el conjunto de las cosas que mi cerebrito sí comprende.
Con esta muestra de insignificante conocimiento de las fuerzas que operan en el mundo visible (y en el invisible, que para nosotros es infinitamente mayor), sólo quiero decir que, a pesar de mis reservas y mi cabreo por lo que respecta a la (in)justicia, no sé que conjunto de fuerzas y procesos conducen la batalla de Antón.
Por eso, lo que elijo frente a la incertidumbre, es la confianza plena en que algún día él leerá este post (si es que en el futuro aún se sigue leyendo) y pensará que cómo pudimos dudar de sus ganas de vivir y de su más que probada fortaleza. Por cierto, Antón, ¿qué se sabe ahí en el futuro de los agujeros negros? ¿La gente ya sabe viajar en el tiempo?
A todos los Antones, a sus familias y a la gente que les quiere.
Así que en resumen, aparte de soltar yo todo este lastre, lo que me gustaría es que este post llegase a través del criterio de cada lector a quien lo pueda necesitar.
“Tú sabes mucho de dolor y de muerte… y creo que por eso me haces tanta falta”, me decía mi amiga del alma, la madre (qué grande es esta palabra) de Antón. Y cada vez que lo leo siento que se me parte el eje de rotación, porque yo no puedo ni imaginar la enésima parte de su dolor. Pero estoy dispuesta a compartirlo tanto y tan inmensamente como pueda.
Que comentario tan bonito!!
;))
Aunque tu abuela Maruja ya no sabía quien era ella, los que la queríamos y apreciabamos, SI sabíamos quien era ella.
Que tengas un bonito caminar.
Anina, que bello es tu ser, este post se une a mi rutual de mejoramiento personal, como he llorado, llegas profundo,me sentia mal por no haberlo leido antes, ahora entiendo que lo estoy haciendo en el momento exacto y perfecto.
La vida no es justa, pero también se que depende de tus decisiones y acciones, y en ese dilema ando tomar las decisiones mas exactas y coherentes con lo que quiero vivi, poder ser yo. Para luego dar de mi a los demás. Tu haz vivido mucho estos dias, tu fortaleza entusiasmo y esa constancia, te felicito y te animo a que continue, veras pronto que la vida se volvera a colocar justa. Un abrazote y mi cariño.
También estoy dispuesta a compartir tanto y tan inmensamente el dolor como sea necesario. La distancia, el espacio-tiempo no existen en estos momentos en los que la Vida nos recuerda lo unid@s que estamos.
Qué decir de tus palabras Ana… me quedo con la confianza, con el amor como el mayor amplificador, y con la visión en la mente de Antón riendo y correteando a nuestro alrededor mientras parloteamos… posiblemente mientras nos decimos: ¡Míralo, con lo canutas que nos las hizo pasar!
Últimamente el reflejo del mundo brilla en los actos valientes de héroes terrenales como Antón, Mara, Xuán y toda su familia, y por supuesto en ti. Gracias por ser, por estar y por poner palabras a las emociones que sentimos todos y no podemos expresar.
¡Toda mi fuerza y energía están proyectadas! ¡Mucho querer!
Todos nos planteamos las mismas preguntas y sufrimos de la misma manera ante la pérdida de un ser querido, estoy seguro. Puede ser que sea injusto, pero lo es igualmente no valorar la suerte que hemos tenido al compartir nuestra vida con esas personas. Mi elección está clara. Me quedo con las caricias.
Como me encanta lo que escribes y como lo escribes. Nos permites conocerte un poco más y ver lo rica que es tu personalidad, lo generoso que es tu corazón.
Me siento identificado con el mensaje del post de hoy, es una frase, la de que “nadie dijo que la vida deba ser justa” que repito muchas veces, a veces demasiadas.
Yo también tengo alguien cercano que ha sufrido muchos bofetones de la vida, y a cada caída se ha levantado, siendo un ejemplo para mi de entereza y de actitud ante la vida.
Porque sólo nos queda apostar fuerte e intentar que salga rojo e impar en esta ruleta…
Anina bonita!
Sólo te escribo para transmitirte mi fuerza y mi cariño.
Eres muy grande, sobre todo por dentro. Aunque no estés presencialmente, estoy segura que Antón y su mami y toda la gente que te quiere, están recibiendo todo el amor y fuerza que les envías.
Un mega abrazo corazón!
¡Hola bombonín relleno!
Muchas gracias por tu apoyo y por tu grandeza. Sois con mucho las mejores caricias que una puede recibir para resarcirse de las bofetadas. Toda esa fuerza y ese cariño llegan y calientan por dentro.
Un abrazo gigantesco y mucho cariño para ti y tu minitú.
Yo no puedo describir como tú haces,con tan precioses palabres los sentimientos.Pero si te puedo decir,que no hay nada comparable (ni jamas llegué a pensar) al desconcierto que me invade y la desolación que siento por no saber como ayudar a eses dos persones que son tou pa mí…mi hija y Antón. YO sé que ..nuestru Antón va salir de esi túnel,agujeru….o como lo quieras llamar…lo sentí firmemente cuando le cojí la manina…también sé que él nos dá la fuerza que a veces nos falta…pero sí Anina..por supuestu que la vida no es justa…creemos que nunca nos va pasar,intentamos que nunca pase nada…y no no damos cuenta que en un segundu el castillo fortificau se puede desmoronar,…y hay que volver a levantalu….llevará tiempu….,consumirá energía…Pero cuando lu tengamos en pié de nuevu….lu disfrutaremos como nunca.Graciesss Anina.Queremoste.
Hola Tini:
Te aseguro que tus palabras no tienen nada que envidiar a las mías, porque transmiten con tanta fuerza y emotividad tus sentimientos, que es imposible que no se nuble la vista al agolparse unas lagriminas por tanta impotencia y tanta injusticia. Yo también creo firmemente y sin ningún género de duda que Antonín va a estar con nosotros toda la vida (la nuestra, porque el vivirá mucho más allá después de que faltemos). También creo en la fortaleza de Mara, tanto como en la de Antón, y en que aunque sea esto el peor trago por el que puede pasar una familia, vosotros sois ahora una piña sin fisuras en torno al peque. Cada uno tendrá que salvarse a sí mismo antes de poder ir en la ayuda de ningún otro, pero al final todos llegaremos a la orilla, sanos y salvos, para poder descansar y disfrutar otra vez de la tierra firme.
Y como tú dices, la disfrutaremos como nunca.
¡Un abrazo enorme y muchísimo amor!
Hola preciosa!
Siento muchísimo el fallecimiento de tu abuela, porque imagino tu impotencia de estar tan lejos…
Siento también que Antón este malito (confio que se acabe recuperando y sea una prueba más de vida y fortaleza de esas que te hacen crecer y valorar los momentos en los que la conciencia de ser y estar se convierte en todo un milagro)
Y siento que la vida no siempre sea justa, ni bonita, ni medianamente amable.
Pero en todo ese sistema de compensación de la vida, y por supuesto sin pretender comparar los acontecimientos, Apareces tú y personas como tú, que arrojan rayos de luz y esperanza con los que seguir confiando, luchando, valorando, y enseñando que sólo hay un camino…
Y es hacia adelante!!!!
Un fuerte abrazo y mucho ánimo!!!
Te sigo en el camino, y te mando energía que seguro puedes sentir en más de un tramo complicado…
Silvia
¡Hola Silvi!
No podían faltar tus ánimos y tu rayo de luz, porque tú también eres luminosa, ¿sabes? Y me alegro mucho de contar contigo, con tu optimismo y con tu sensibilidad. Muchísimas gracias por tus palabras, por tu comprensión, por tus buenos deseos y por tu amistad (porque así es como ya te siento).
¡Seguiremos hacia adelante pues!
Un abrazo muuuy grande.
Gracias Anina!!
Yo también la siento así
:))
Un abrazo grande
Hola, mi gigantesco haz cósmico de luz y amor:
También yo ando desconectada hasta de lo mío, y por tal motivo se me ha olvidado tu cumpleamores, así que aprovecho que tu florecita asoma por aquí para mandarte un enorme abrazo. Por esto y por todos los que te debo.
También te agradezco que sepas siempre sacar una sonrisa hasta de donde no hay piedras bajo las que mirar, y que hayas querido poner tu lindo rostro junto al mío ya caigan panes, bofetadas o caricias.
¡Te voy a hacer un muñeco en cada Fiordo!
Yo también te quiero, caroçao.
Mil besos.
Hola preciosa! Ando muy desconectada de la blogosfera últimamente pero no podía pasar por este post sin pena ni gloria.
Eres una valiente, y en esa faceta de valiente también hay cabida para un ” que paren el mundo que me quiero bajar”…. No se puede vivir en un mundo happy flower el 100 del tiempo, además de ser agotador es antinatura.
Pues si tocan bofetones pues que vengan bofetones y si tocan hostias cómo panes pues que vengan… Que ya tocarán risas al recordarlas.
Te quiero princesa…
Hazzzmeeee un muñecoooo de nieveeeeee!! Jajajaa
Chuuu!!!
Anina, transmites mucho sentimiento atraves de tus palabras, sentimientos que un día Anton al leerte, porque así lo hará, se contagiara de ellos, de unos sentimientos bellos y puros.
En mi nombre y en el de muchísimas personas y muchos Anton que conozco atraves de #mueveteporlosquenopueden te mandamos nuestros mejores deseos y aqui tienes un amigo para cuando lo desees.
Un abrazo enorme….
Hola Marcos:
Muchas gracias por tu optimismo, por tus ánimos, por tu buena energía y por ser una de esas personas que se mueven por los otros, por cambiar lo que hoy es imposible. Gracias también por hacerme llegar tu comprensión y traerme esa visión de futuro de un Antón capaz de emocionarse con los sentimientos que han dado vida a este post. Tengo suerte de viajar en compañía de gente como tú.
Un gran abrazo.
Quiero decirte que salgo del anonimato por la pura vibración que todavía persiste en la lectura que fué, en la que es, porque no sé si se ha acabado a ciencia cierta, en la emoción que despierta, en la respiración entrecortada. Aqui estoy y te digo que te agradezco la prosa, los intentos todos, el humor, el ejemplo y la apertura generosa de tu realidad de ahora, tus dudas, tus quehaceres. Un abrazo grande y los mejores deseos.
Hola Alejandro:
No sólo agradezco tu salida del anonimato, la sensibilidad, el abrazo y los buenos deseos. Agradezco también la elección de las palabras, la belleza antes y después de cada coma y haber compuesto en tan pocas líneas tantos sentimientos: tuyos y también míos, por supuesto.
Muchas, muchísimas gracias. Otro gran abrazo.
Siguiendo con la agujeronegrología (bonito palabro), Antón está atravesando uno en forma de túnel como el que usasteis hace poco para cruzar las montañas. Y la gente que le quiere, le anima y le espera en el otro lado para continuar el camino. Tiene la suerte de contar entre sus protectores con una maestra de vida. Confiemos en su fortaleza y en la pericia del personal médico que le atiende.
Gracias por escribir desde el corazón y plasmar de una forma tan hermosa los sentimientos más oscuros.
Animo y un fuerte abrazo.
Hola Pako:
Muchas gracias a ti por decir en pocas palabras tantas cosas. Hemos pensado juntos muchas veces, desde El Pasajero, y luego te subiste sin pensártelo en la bici para seguirnos en este viaje. Esta vez cambiamos los habituales argumentos y dilemas por sentimientos intensos y un apoyo que se agradece tanto como se necesita.
Ya sabes que sé que no sé nada, pero te agradezco la consideración de maestra. Aunque me quede tan grande 🙂
Un abrazo muy grande y más gracias que nunca por seguir dejando tu impronta entre los comentarios.
Claro que sabemos que la vida no es justa, y porque eres consciente de ello estás donde estás. Yo sólo puedo mandarte un abrazo muy fuerte y darte las gracias por poner en orden y plasmar también unos pensamientos que comparto y entiendo. Espero que las esperanzas y buenos deseos de todos hagan que Antón salga adelante. Mucha fuerza, Anina, mucha fuerza para ti y los tuyos. Un abrazo.
Hola Jose:
Tú siempre presente, en las duras y en las maduras, para dejar un poco de luz, o de calidez, o de paz… Siempre algo bueno, al fin y al cabo. Gracias a ti por tus buenos deseos, por tu apoyo incondicional y por hacerte notar cercano y consciente en todo momento.
Otro abrazo muy grande para ti y un millón de gracias.
Muchos ánimos y mucha fuerza en estos duros momentos. Ojalá pudiese trasmitirte al menos la mitad de las energías y el positivismo que nos regalas tu cada día.
Un abrazo muy fuerte. “amiga”
Hola Zekyel:
Ten por suguro que esa fuerza y ese ánimo llegan, y que todo cuanto yo pueda aportar a quienes estáis ahí día tras día, me lo devolvéis con creces haciéndome sentir siempre arropada, en los mejores momentos y en los peores.
Muchisimas gracias y otro abrazo enorme para ti.
Antòn…no sòlo leerà este post…sino que con sus propias palabras mirandote a los ojos ..te lo va a comentar. Tù (perdòname el tuteo) transmites mucha fuerza con tu palabras…con tu ejemplo…con tu lucha personal….y aunque fìsicamente no estès al lado de Antòn o sus papàs…ellos pueden sentir tu fuerza…tu cariño… Un abrazo fraterno….
Hola, Marco:
El tuteo no sólo se permite sino que se implora, ¡ya parece que nos conocemos desde hace mucho tiempo! O al menos así lo siento yo, como buen compañero de viaje que eres. Cuando Antón lea este post, también le hablaré de Marco, el amigo que quiso mandar su fuerza haciendo ese montaje con sus personajes favoritos de los dibus.
Gracias Marco por acompañarnos cada día y formar parte de esta aventura, por tu buen talante y por tu sabiduría, por habernos elegido como compañeros de viaje.
Un abrazo grandote.
Ana, Anina o como quiera que te llames… No soy de escribir en los comentarios de ningún blog, pero creo que por una vez lo voy a hacer porque creo que quien es capaz de transmitir emociones lo menos que merece es saber que llegan al otro lado. Eres (sois) muy grande(s); creo que la visión que tienes de las cosas aclara la que otros tenemos y ayuda tremendamente a abrir la cabezota dura que tenemos muchos días o con la que
Hola Aitor:
Muchísimas gracias por romper la norma y decidir dejar un comentario, aunque el teclado te traicionase dejando alguna palabra en el aire. Realmente no hacían falta más. Gracias por dejarme saber que las emociones llegan y darme más confianza en que, en ese caso, es probable que la fuerza sea también capaz de llegar.
Muchas gracias (una vez más) por haber elegido este post para hacerme saber que a ti también llego.
Ana, Anina o Anyway, todos son nombres para la misma cosa, así que cualquiera está bien.
Un abrazo.
(…) tomamos decisiones que no siempre son las adecuadas (AKA cagarla 😉 )
El poltergeist que dejó el post a medias no sé cuál fue. Estaba escribiendo en móvil y me quedé tiradísimo sin saber qué pasaba. Me parece que un dedo morcillero se va a convertir en la navaja de Occam que explique esto 😛
Muchísimas gracias por crear este remanso de paz entre todo el inmenso ruido que nos rodea.
Abrazo de vuelta.