A ver, que no cunda el pánico. Este post va de Lógica, pero te prometo que no sólo no va a ser traumático sino que va a ser ameno y muy útil, ¿vale? De hecho no voy a hablarte de p ni de q, sólo vamos a ver cómo se las ingenian los listillos de tus congéneres para hacerte creer cosas sin demostrártelas. Es decir, vamos a ver algunos de los tipos de falacia más comunes.
Que nos mienten mucho ya lo sabemos y que somos carne de manipulación, también. No me preocupan las mentirijillas pequeñas y simplonas, que hacen más bien que mal como “no he tenido tiempo de llamarte” o “estás muy guapo con esos pantalones remangados”; esas son las que hacen funcionar intrínsecamente a la sociedad.
Me refiero más bien a esas otras mentiras grandes, elaboradas y tendenciosas, que nos inducen a hacer o pensar cosas que no nos benefician a nosotros (aunque creamos que sí y ahí está el quid de la cuestión), sino a un sector muy concreto y reducido de personas, que son quienes nos las cuentan. El mayor peligro de estas mentiras es que parecen verdades, las muy…
¡Falacia caca!
Sí, ya sé que también puede parecer verdad que los pantalones remangados te quedan bien, pero no me refiero a eso… Me refiero a las falacias. Estas no se han inventado ayer y tienen que ver con la Lógica, que es un híbrido a medio camino entre la filosofía y las matemáticas, hija biológica de Aristóteles, que era un griego con toga. Fíjate si serán viejas las falacias y lo bien que siguen colando.
Habrás oído muchas veces la palabreja, pero tal vez no tienes muy claro qué es lo que las diferencia de las mentiras corrientes y molientes (milonguis vulgaris). En primer lugar, no son ideas sueltas, sino varias ideas encadenadas: es decir, son razonamientos. Directamente hacen trampa: están hechos para parecer válidos, pero no lo son. Si los piensas con un poco de rigor no hay por dónde cogerlos, no funcionan.
Son como la grapadora que me compré el otro día en el Bazar Chin Chan Pú: parecía una grapadora de verdad, con todas sus piezas brillantes y cromadas, colocadas para unir indeleblemente montañas de indomables papeles bajo su inclemente yugo metálico. Pero no, resulta que no grapaba ni papel de fumar. No grapaba y punto.
Pues con las falacias pasa igual. Todas sus piezas parecen ocupar un lugar fundamental para que cumplan con su noble misión de dilucidar la verdad, pero cuando quieres aplicarlas y que cumplan su función más allá de lo que parecen, tampoco grapan. Gatillazo al canto.
Así que hay que tener mucho ojo, no te vaya a pasar como a mí y cuando te des cuenta ya te hayas comprado la grapadora y la tengas ahí, en casa, pensando que tienes algo cuando, en realidad, no tienes nada. Un trasto inútil y mal hecho que sólo sirve para pegársela a los incautos.
Hoy os voy a enseñar a reconocer 5 tipos de falacia. No las abarco todas, claro está, porque ya sé que las sobredosis no son buenas, así que voy a ir poco a poco. Si al final te quedas con ganas de saber más formas en las que te engañan, sólo tienes que decirlo en comentarios y le damos continuidad a esta pequeña lista.
Venga, ¡al lío!
1. Atacar al argumentador en vez de al argumento: Falacia ad hominen
Mira tú por dónde, esta a mí me la hacen mucho y seguro que a ti también. En vez de atacar la idea, se ataca a la persona que la sostiene. Se basarán en algún defecto o en algo que hayas hecho en algún momento de tu vida y que sirva para desacreditarte, desacreditando así tu argumento.
Por ejemplo, yo soy una persona muy despistada y olvidadiza. Es más fácil tratar de anularme poniendo algo así en evidencia: “si no sabes ni en qué día vives, ¿cómo vas a saber más que yo de cosas serias y de mayores?”.
Es muy habitual eso de no entrar a valorar los argumentos del oponente, sino despreciarlos directamente en función de quién los dice, que es mucho más fácil y de choni de barrio. Por eso los políticos lo hacen constantemente entre sí.
2. Como no puedes demostrar que es mentira, entonces es verdad: Falacia ad ignorantiam
Este también es muy facilón e igual de tramposo: si no puedes demostrar que lo que digo es mentira, entonces es que es verdad.
Por ejemplo, “Aún no se ha demostrado que los autores del robo no sean Los Diminutos, ya que nadie sabe dónde están”. Y con esta forma de decirlo, se está apuntando a ellos sin tener pruebas de su implicación, basándose sólo en que no se tienen pruebas de su inocencia.
Tampoco queda demostrado que algo sea falso sólo porque no pueda demostrarse que es verdadero. Por ejemplo, “No hay vida extraterrestre porque no ha podido demostrarse que la haya”.
Pero lo único que queda demostrado en estos casos es la ignorancia que tenemos sobre la cuestión, ya que realmente no podemos afirmar ni que sea verdadero ni que sea falso.
3. Repetir algo un millón de veces hasta que la gente se lo crea: Falacia ad nauseam
Esto es lo que decía Goebbles, “una mentira cien veces repetida se convierte en verdad”. Cuanta más gente la repita y en más medios, más verdad será.
Es muy eficaz a la hora de convertir leyendas urbanas, rumores e invenciones puras y duras en hechos comprobadísimos. Pero estamos de acuerdo en que sigue siendo una mentira, ¿no? A ver si ahora somos capaces de que no se nos olvide.
De esto saben mucho también los políticos y los… iba a llamarlos periodistas pero ya sabes, me refiero a los otros, a los que están presentes en los medios de comunicación pero trabajan diseminando bolas.
4. Si todo el mundo lo piensa, será verdad: Falacia ad populum
Básicamente, se trata de pensar que la mayoría tiene razón: desde este punto de vista, lo verdadero sería lo que sostiene un mayor número de personas. Es un argumento que se usa mucho, pero aunque la gran mayoría de la gente pensase en su día que la tierra era el centro del universo, no lo era.
No te creas lo que cree la mayoría sólo porque la mayoría lo crea. Puedes pensar que si chorrocientas mil personas ya han pensado en ello y lo han aceptado, será porque es cierto. Ains, criaturita… ¿no ves que si todos han hecho lo mismo que tú nadie se ha parado a pensarlo en ningún momento?
De hecho, había alguien (no recuerdo quien), que decía que cuando todo el mundo estaba de acuerdo sobre una cuestión, a él le daba mucho yuyu y directamente desconfiaba. Me gusta la idea.
5. Si lo dice alguien que sabe del tema, entonces es verdad: Falacia ad verecundiam
También conocida como falacia de autoridad o falacia del experto. Es como en la anterior, pero en vez de creer que algo es verdad porque lo dice mucha gente, en este caso se trata de creer que es verdad porque lo dice un experto en la materia. Es decir, para qué vamos a pensar nosotros si ya lo ha pensado una autoridad en su campo y nos está diciendo que es cierto.
Se supone que, en comparación con mucha de la gente que leerá este artículo, yo soy experta en filosofía. Sin embargo, eso no quiere decir que debas creerte esto de las falacias porque lo digo yo, ni porque lo diga Aristóteles (que ya sé que te da menos confianza), sino por todos los argumentos, justificaciones e investigaciones que las acompañan. ¿Ves la diferencia?
O sea que…
Respecto a este tema de las falacias, debes tener en cuenta que no significa que si un argumento no es válido su conclusión sea falsa. Es decir, si yo estoy intentando apoyar una verdad con malos argumentos, no hago la verdad menos verdadera: eso sólo implica que mis argumentos son inaceptables. Ahí nadie tiene la culpa de que yo sea un poco torpe.
Pero conviene que reconozcas muy bien estos tipos de falacia y entiendas que no garantizan la verdad, porque están usando muchas de ellas a diario para convencerte de cosas que no son ciertas o para quitarte la razón cuando puede que, efectivamente, la tengas (esto casi te fastidia más que lo otro, ¿a que sí?).
Recuerda que muchas veces las cosas no son lo que parecen y que hay muchos motivos por los que resulta interesante tenerte en la parra, a uvas. No está de más ir añadiendo algún filtro, ¿no?
Anina, preciosa, vi la foto de los labios esos y me encantan <3 Y ya de camino pues me lo tuve que leer…jajajaja
Me gustas de todas as maneras, para adelante y para detrás con limón y con sal! XD
Chuuuu!!
Una vez le pasé a un ex una especie de apunte resumido, masticado y con ejemplos y todo, sobre las falacias del lenguaje (tengo el libro de Irving copi). Lo hice para que solo se diera cuenta de sus contradicciones. Nunca me hizo un comentario, creo que no entendió la indirecta. Hoy en día pienso que afortunadamente es mi ex y no me perdí de nada.
Hola Anina buen articulo!!!!
no sabia mucho acerca de las falacias, y la importancia de defender tu postura con argumentos validos,
me podrías ayudar por favor :3
lo que pasa es que un tipo en yahoo respuestas hizo la siguiente pregunta:
¿Por qué deberíamos considerar la hipótesis de Dios?
Y no vale decir “Porque me lo contaron”. Ni porque te lo dijo alguien, ni porque lo leíste en algún libro.
Observando la realidad, nomás ¿Qué te hace pensar que debe haber un creador?
y yo le respondí incurriendo en la falacia de autoridad; le puse una frase; Es absolutamente necesario persuadirse de la existencia de dios; pero no es necesario demostrar que dios existe, una frase de Immanuel Kant y el me puso; Falacia de autoridad, pero el en otas respuestas de otros usuarios tambien ha incurrido en la misma falacia de autoridad, como le tiro su argumento, que le digo, para como dicen en mi tierra voltearle la tortilla?, para tirar su argumento?
por favor contestame, no es que no razone, sino que nunca me habian replicado asi un comentario y hasta ahorita no habia oido hablar de las falacias , sino es por tu post,
me gusto en realidad, que bueno que compartas tus conocimientos con los demas
Gracias
Saludos
¡Hola, Carolina!
Qué alegría verte por aquí, ¡bienvenida! Te confieso que en la facultad odiaba la lógica con toda mi alma: era difícil, áspera, dura, más cercana al método matemático que a otra cosa… ¡Era hostil! Así que fui haciendo toda la carrera dejándola en el olvido y decidí concederme un año más para dedicarlo exclusivamente a ella. ¡Imagínate si me sentía incapaz!
Ese último año, ya más envalentonada por ser un uno contra uno y con la cabeza un poco más en su sitio, me metí de lleno en ella y mi percepción de la información que llegaba hasta mí se transformó. Fue como quien juega al Candy Crush y ve caramelitos por todas partes, pero en vez de caramelos, yo veía argumentos inválidos y conclusiones falsas por doquier. 😀
Si bien me gusta pensar en contra de lo que todo el mundo piensa y eso me pone fuera del alcance de algunas como la 3 y la 4, reconozco que caigo mucho en la facilidad de la 5. Si lo dicen los expertos… habrá que creerles, ¿no? Luego me acuerdo de casos como, por ejemplo, los que se dan en nutrición, donde unas cosas son buenísimas para la salud y al tiempo resulta que son veneno.
Me he quedado muy intrigada, ¿cuál es el blog de filosofía que sigues? (Dice mucho de ti) 🙂
¡Un abrazo!
Bueno, es que lo de la lógica… era la parte de la filosofía que nos tenía a todos con esa cara de habichuela que se nos queda cuando no nos enteramos de nada. A mí me la explicaron en 3ºBUP (soy vieja para la ESO), la profesora no explicaba mal, pero ni aun así.
Después en Trabajo Social me volvió a salir lo del modus ponens y demás en una asignatura de procesos psicológicos básicos. Ahí sí que me enteré menos todavía porque los que hacían el material de estudio hicieron un corta/pega. Soy de la UNED y no hay profesor.
Además, es que recuerdo lo que estudié en filosofía que me ha salido por todas partes. Los ilustrados, por ejemplo. Los padres de la sociología, que yo los relacionaba a todos con la filosofía (Comte, Durkheim, Marx, Weber).
El blog que sigo, que me enrollo mucho para nada. El autor se llama Carlos Girón
http://cgironlozano.com/
No todo es filosofía, una de las categorías sí lo es, ya lo verás.
Un abrazo 🙂
¡Muchas gracias, Carolina! Por fin he tenido tiempo de echar un vistazo al blog y me ha gustado mucho la sección filosófica. Me alegra mucho saber que hay más gente haciendo este mismo trabajo de reintroducción de la filosofía como algo útil y accesible, en lugar de como pura especulación académica.
Un punto más de valor para los lectores que aportas a este post y a mi blog en general. Cualquier día de estos, volvemos a sacar la filosofía a la calle, ya verás… 🙂
¡Otro abrazo!
Hola Anina,
buen artículo 🙂
Sigo desde hace tiempo el blog de un filósofo y hace unos meses sacó unos artículos sobre las falacias.
No voy a decir que nunca he caído en todo esto. Lo que hace ya mucho tiempo que intento al menos es no creerme lo primero que me dicen. No sé, a veces pienso que tendemos a no mirar más allá de nuestras narices y así pasa lo que pasa. La tercera falacia es la que más he visto a mi alrededor y es de traca.
Un saludo 🙂
6. EL PARADIGMA DEL ESCENARIO (no tiene sentido pero suena bien, eh? estoy intentando estar a la altura del blog :p):
Un argumento puede ser totalmente válido dadas unas circunstancias concretas, una vez el escenario cambia es posible que dicha verdad absoluta no se mantenga en el tiempo. El problema es que muchos no se dan cuenta de que el escenario ha cambiado, incluso con el giro de 180 grados que a dado nuestra sociedad en los últimos 20 años con, por ejemplo, la aparición de internet.
Gran post!
¡Hola, Vero!
Me gusta mucho el nombre, ¡tiene gancho! 😀 Me alegro mucho de que te haya gustado el post y te agradezco todavía más que hayas hecho tu propia contribución a la lista de alertas que debemos mantener activas.
¡Excelente aportación!