Siempre me ha gustado llevar la contraria, lo reconozco. Y no hay palabra que repita más que “pero”, salvo quizá “gatito” y “se rompió solo” (no te preocupes, esas dos últimas no las utilizo juntas).
Sin embargo y aunque no soy muy fan de estos festejos invernales, reconozco que necesitamos las unidades de medida: de tiempo, en este caso. Todas las grandes civilizaciones y religiones han tenido sus calendarios: lunares, solares o lunisolares.
Al fin y al cabo es bonito celebrar, después de que la Tierra complete otra vuelta alrededor del Sol, que no se haya salido de su órbita y sigamos disfrutando del calor de una estrella cercana, fuente de vida y centro de gravedad.
Los fines de ciclo siempre están cargados de supersticiones, de ritos, de ofrendas para atraer la fortuna o para alejar la desgracia. En algunas culturas, incluso, conllevan un miedo atávico a que el nuevo ciclo no comience y la humanidad quede sumida en una edad oscura, privada del favor de sus dioses.
En la cultura azteca, los últimos 5 días del año eran llamados nemontemi: los días nefastos, huecos, cuando los dioses flojeaban y se adormecían. Molestarlos podía suponer que enviasen algún desastre como castigo. Eran días oscuros, en los que hombres y mujeres se encerraban en sus casas para no atraer la desgracia, tratando de existir imperceptiblemente: sin trabajar, cocinar ni realizar ninguna actividad que no fuese absolutamente imprescindible.
Todos los fuegos eran apagados y al amanecer, cada habitante esperaba atemorizado la vuelta del Sol tras su recorrido por el inframundo. Esto era especialmente angustioso la noche que precedía al Año Nuevo.
Una vez que el Sol volvía a levantarse iniciando un nuevo ciclo todo era alivio y celebración. No era una celebración demasiado bonita, con corazones palpitantes arrancados y chamuscados de por medio… pero la verdad es que estos aztecas no se caracterizaban por la delicadeza de sus rituales.
Eso me hace pensar en nuestra propia costumbre de pasar estas fiestas en casa, con la familia, pero en vez de esperar a que salga el Sol para empezar las celebraciones, salimos a celebrarlo hasta que sale. Y si los dioses se enfadan y nos aniquilan, que nos pillen content@s y soplando el matasuegras en el photocall.
Ahora se nos ha pasado el miedo al apocalipsis, pero algo tienen los cambios de ciclo solar que nos siguen empujando a hacer cosas poco habituales: proyectos, propósitos, deseos, planes de cambio, de mejora, balances, reflexiones… La transición entre una vuelta al Sol y su siguiente concentran una extraordinaria aglomeración de estos fenómenos en millones de personas.
¿Sigue siendo superstición o es sólo organización?
Contar psicológicamente con un cambio de etapa tan marcado, puede ayudarnos a poner en marcha cosas que pasamos el resto del año dejando para más adelante. Es verdad que luego ni dejamos de fumar, ni nos apuntamos al gimnasio, ni cumplimos con esos pequeños esfuerzos que sin duda harían nuestra vida mejor. Porque no nos tomamos en serio. Llevamos tantos fines de año prometiendo lo mismo que empezamos el siguiente con esa sonrisa de medio lado, jurando y perjurando que este año sí que sí, de verdad de la buena. En cuanto pasen las fiestas…
Ahí tienes la primera pista para saber si esta vez lo conseguirás: ¿te lo estás creyendo?
Hoy, último y trascendental día de este ciclo solar, muchos haremos balance y reharemos cuentas, como decían los de Mecano, cinco minutos antes de la cuenta atrás
Y luego, sólo si te los vas a creer, puedes plantearte unos cuantos propósitos que cumplir mientras La Tierra da vueltas a 108.000 kilómetros por hora, toda loca por el espacio.
Lo mejor de mi último ciclo solar.
1. HE VIAJADO: Con amigas, con “desconocidos”, con pareja y hasta sola. A través de España y por Europa. En autobús, en tren y en bicicleta; en furgoneta y a pata. No he faltado a mi propósito de moverme tanto como he podido.
Algunos de estos viajes han sido muy especiales: he dormido en la calle, me han regalado comida, he llegado al fin de la Tierra en medio de una tormenta, he perdido un montón de cosas de valor y a cambio he encontrado algunas hortalizas…
Conocí gente viajera de muchas partes del mundo, me enseñaron a brindar en alemán, aprendí a reconocer un buen lugar donde dormir y que asumir riesgos es una buena forma de crecer y de cambiar. Dejé de frenar al bajar las cuestas en bici, me quité cuarto y mitad de vergüenza, me atreví a hablar en inglés aunque sonase macarrónico… y me entendieron.
2. HE APRENDIDO ENSEÑANDO (y he enseñado aprendiendo): Me atreví a hablar en público como “experta” en algo frente a expertos en otros algos. Dejé de tener tanta pequeñitis y de pensar que mis ideas no pueden servir a nadie excepto a mí. Comprendí que para ser creíble tengo que creer primero en mí y que, aún así, las veces en que no me creí, alguien me creyó por mí (¡gracias!).
Que ser “la profe” tiene tanto de aprender como de enseñar y que, por tanto, siendo la alumna puedes enseñar además de aprender. Tuve mi primera experiencia como formadora de formadores y rizadora de rizos, y una terrorista de 11 años me escribió una nota llena de cariño, disculpa y gratitud el día que dejé de dar clases de apoyo en su colegio.
3. HE ESTRENADO UN BLOG: Este año conocí a una retahíla de gente maravillosa e inspiradora. De su mano me adentré cada vez más en la blogosfera hasta que materialicé mi espíritu bloguero. Así nació el espacio en el que navegas ahora, un lugar cuyo mantra te acompaña en grandes letras sobre un cálido fondo rosado: VIVE COMO PIENSAS. Para eso nace y para esto nací yo.
¿LO PEOR? No sé, ya se me ha olvidado… Nada que no tuviera solución.
Mis propósitos para el siguiente ciclo.
1. Pasar más tiempo viajando. Doblar el tiempo de mi viaje más largo hasta un total de dos meses en bici por Europa y, además, realizar otros viajes más pequeños que sigan sumando a la cuenta de los días nómadas.
2. Emprender mi primer proyecto solidario (como protagonista y única responsable).
3. Publicar mi primer ebook. Y además lo regalaré a los que os suscribáis al blog.
4. Ganar mi primer euro como escritora. ¡Hay que empezar desde abajo!
5. Seguir comprometida al 100% en este proyecto, hacerlo crecer y avanzar cada día. Y si no, seguir exponiéndome a las penalizaciones. Sé que he empezado fuerte. Sé que la muerte por Nesquik y el pastel facial de nata han sido difíciles de superar, pero mi plan de trabajo seguirá siendo riguroso e inviolable, y pagaré cuantas veces falle a mis compromisos.
6. Ayudar a cuantas personas sea posible a pensar por sí mismas, a encontrar la motivación que les falta y a luchar por la vida que quieren.
Y hasta aquí llego…
¿He leído algo de un viaje a Londres para ver a Caro?
Si queréis una tercera en discordia, avísame!!!!! Que si puedo me apunto sin pensarlo
¡Y me llevo la sansula Caro! … Lo que puede salir de ahí!!!! Jajajajjajajajaja
Besos mil
;))
SIlvia
Yo también repito muchísimo la palabra pero, me he dado cuenta al escribir mi novela. También me apercibí que el español tiene pocos sinónimos para esa palabra. ¿Seremos muy adversativos?
Al 2015 no le pido nada, que me deje como estoy, después de un 2014 bastante movido. Si acaso que sea igual de viajero.
Feliz año!
Jajajaja, Aitor… Pero, ser adversativo, ¿es bueno o malo? No hay muchas opciones de sustitución, no. Sin embargo, es posible encontrar algunas, aunque tienen matices diferentes. No me convencen del todo…
Feliz año a ti también y que sea más viajero si cabe. ¡Y que publiques el best-seller yaaa!
Y que pongas muchos peros, pero de los buenos: de los que son para dar la noticia buena después de la mala y no al revés. 😀
Un abrazoooooo.
haha te ha faltado empero XD voy por la tercera revisión del best seller. Soy mi peor crítico. Tendré que ponerme una fecha final y someterme al escarnio público si no lo cumplo. Otro abrazo para ti!
Creo en mis propósitos para el año nuevo, estoy seguro de que mi bici me llevará por lugares nuevos, que completaré un camino a Santiago que quedó a medias por falta de días, y que seguiré viviendo tal y como pienso porque ahora más que nunca soy dueño de mi destino.
Por cierto, “Vive como piensas” quedaría bien en una camiseta, es muy wonderful. 😉
Un blog estupendo, me alegra estar aquí desde el principio. ¡Feliz añooooooooo!
Me encantan tus propósitos y está claro que tenemos muchos en común: seguir pedaleando, caminando y capitaneando nuestros destinos…
Lo de la camiseta no lo había pensado pero ahora que lo dices… ¡a mí me encantaría tener una! Jijiji… Además esas cosas a Pablo se le dan muy bien, seguro que me saca un diseño chulo. Aunque sólo sea para hacer dos: una para ti y otra para mí 😀
Feliz año Jose, ¡más me alegra a mí que estés!
Un besoteeeeeee.
No puedo ser más fan tuya canija!!! XDDDDD
Lo que me puedo reír contigo, si es que eres un amor con patas…me quedé con muchas más ganas de ti en la fiesta. Para cuando un viaje por Londres? que te tenga para mi sola unos días!!
Yo también haré unas reflexiones sobre el mi pasado año solar….me han inducido a ello !
Te quiero <3
Chuuuu!!!
¡Holaaaaa, mi Carozón lleno de pasión!
Yo también me quedé con muchas ganas de charlar, de desternillarnos, de compartir, de observar los gestos que haces cuando hablas, si te tocas el pelo o arrugas la nariz cuando te ríes a carcajadas… Pero una vorágine humana de semejantes dimensiones no da para esos lujos.
Como ves entre mis propósitos para el nuevo ciclo ocupan un lugar principal los viajes y las personas y haciendo ese viaje a Londres tengo dos por uno. Muy seriamente te digo que estás doblemente entre mis propósitos… 😀
¡Espero esas reflexiones cargadas de amor y sabiduría carochinesca!
Me emocionas, tontaaaaaaa <3
Tu querer es recíproco y plenamente correspondido.
¡Mil besoteeeees!
Jo, Anina, escribes muy chachi. Me quitaría el sombrero si fuera tan elegante como para vestir uno.
Muy de acuerdo en cuanto a lo de los “nuevos” propósitos. Desde hace tiempo que mi único propósito es que el año venidero supere al anterior. Es cosa mía conseguirlo o no, así que siempre ando al loro para aprovechar esa oportunidad que me ayudará a conseguirlo.
Mucha suerte en tu empresa!
¡Hola Mr. Connor!
Bienvenido a mis dominios. Me alegra el fin de ciclo verte por aquí y admito que yo tampoco soy nada elegante, así que te convalido el no llevar sombrero con el habértelo quitado.
Muchísimas gracias por dejarme saber que te gusta esto que hago, ayudándome a mantener la motivación on fire, como un perrete al que le dieran su premio favorito (¡¡¡pelota!!!).
También me ha servido para descubrir tu blog minimalista (aunque ya debería haberlo sospechado por el reciente post de Súper-Caro) y seguirlo aunque tú no me vayas a seguir en Twitter: no soy rencorosa… 😀
Espero que nos vayas contando todo lo que sirva a El Propósito y que lo cumplas de largo.
¡Un abrazoooooo!
Una gran demostración de cómo se construye una buena simbiosis entre filosofía, historia, ciencia, tradición y hasta coaching, y todo requetebienbonito, menuda crack!!
Has hecho mucho, has conseguido otro tanto y, con el camino que llevas, mucho más será lo que conquistarás (y sin tardar mucho).
Te felicito sinceramente, no resulta fácil luchar contra los condicionamientos externos, ni contra los automatismos internos (y todo a la vez), pero no te rindes y lo haces, con esperanza, compromiso, convicción y valentía, y buscando (y encontrando) los caminos que te conducen hacia ese ansiado “vive como piensas”.
Estoy más que encantado de seguirte y de enseñarme aprendiéndote.
¡Abrazote!
Ains Juan… Por tu culpa leo y releo y sólo me sale decir “¡jopetas!”… ¿Ves lo que haces a mi sensiblón intelecto con tus sentidos pensamientos?
Tienes parte del ser de este post porque cuando la escritura llevó el peso de las ideas hacia el rollo azteca pensé, “¿me sigo o me paro?”. Entonces me acordé de lo que me gustan tus posts cuando cuentas cosas de ese estilo e incluso creo que, en parte, si el flujo de razonamiento se inclinó hacía ahí es porque voy interiorizando todo lo que me encanta de tu forma de escribir e incorporándolo a la mía.
¡Te fagocito por momentos! 😀
Sabes que soy de atención dispersa, pero el tuyo es el único blog del que lo leo todo (cosa que no puedo decir de ninguno más). Y creo que es por lo mismo que a ti te gusta el mío: por ese tratamiento único de las ideas y las palabras, de mezclarlas como agua y tierra para hacer figuras extraordinarias como quien moldea el barro.
Gracias por aprenderme y por enseñarte, y por aprenderte y enseñarme, y por todo lo demás. ¡Un muabrazooo!