Cuando preparas un viaje con toda la ilusión del mundo imaginas mil aventuras posibles. Te fijas en los blogs de otros viajeros, ves montones de vídeos en YouTube, sigues cuentas masivamente en Twitter e Instagram… Empiezas a visualizarte a ti misma en lugares increíbles, chorreante de vida y adrenalina, fuerte y poderosa sobre tu bici modelo básico de Decathlon. Todo es puro estímulo, piensas en cuántas páginas llenarás con tu diario del viaje (porque esta vez insistes en convencerte de que lo escribirás día a día), tu primer libro será épico, ¡un éxito sin precedentes! Aprenderás por fin a hacer fotos impresionantes que capten la esencia metafísica y psicodélica de lugares y personas hipersónicos…
No sé si te ha pasado alguna vez o la única que se flipa soy yo.
El caso es que entre expectativa y realidad, siempre hay un abismo que ríete del de Helm. Hay cosas en las que no habías pensado porque en el día a día se dan totalmente por sentadas y apenas las valoras, pero empiezas a echarlas de menos en cuanto no las tienes. Y también ocurre justamente lo contrario: cosas que pensabas que ibas a echar en falta, pero que realmente en este tipo de viajes no valen para nada, salvo para sumar peso inútil.
Pero si tuviera que elegir lo que más se echa de menos al viajar (desde mi propia experiencia) poco más de un mes después de emprender este camino, me quedo con estas cuatro.
LO QUE MÁS SE ECHA DE MENOS AL VIAJAR
El agua corriente
Para nosotros es una cosa muy normal y muy obvia, pero si lo piensas bien sigue siendo un lujo. Tener en un tu casa tubos metálicos de los que sale agua que nunca se acaba, ¡y hasta puedes elegir la temperatura! Eso quiere decir adiós a la ducha, al lavabo y a todos los grifos en general. Ahora mismo, mientras escribo, me miro las manos de cuando en cuando, al pararme a pensar un rato, y pienso que el mejor favor que les podría hacer es comprarme un esmalte de color negro para dejar de esconderlas cuando entro en un supermercado.
Y por supuesto, adiós a la lavadora y al olor a suavizante de osito. Si tu ropa acartonada huele a jabón Chimbo, disfruta el momento, porque eso significará que has encontrado dónde lavarla. Para tus cosas, te recomiendo llevar toallitas húmedas de todos los tipos que encuentres. Que sean biodegradables, ahora verás por qué…
El Señor Roca
Cuando subes un puerto de montaña o atraviesas diminutos pueblecitos aparentemente desiertos, no esperes tener a tu disposición finísimos toilettes perfumados con flores frescas recién cortadas. Tampoco esperes encontrar indescriptibles retretes de carretera de esos de poner los piececitos en las marcas y hacer sentadillas, porque tampoco tendrás a tu alcance ese lujo. Digamos que vas a tener que mentalizarte para que tu conexión con el gran ciclo de la naturaleza sea total.
Osea, que no sólo vas a tener que hacer la del gato con los lavados tipo toallita o modalidad fuente, sino con algunas otras cosas más primarias… No quiero ser mucho más explícita porque este es un blog muy sesudo de cosas intelectuales y no se habla de cosas escatológicas.
Puede que haga una hora que no pasa ningún coche por esa carretera, pero justo en el momento en que tú entres o salgas de entre los arbustos alguien pasará y te verá y… Lo sabrá.
El tiempo
Otra cosa que echo de menos es el tiempo, todo ese tiempo que yo pensaba que iba a tener para hacer montones de cosas, sin vislumbrar muy claramente que llegar a Cabo Norte en bicicleta antes de agosto, dando además un lindo rodeo, no es algo que se haga pedaleando un ratito cada día. Eso, añadido a que tengo que escribir 5 posts semanales (uno para mi blog y otros cuatro para mis adorados clientes, ¡os quiero!), me tienen sumida en un pequeño estancamiento que me preocupa bastante.
Hay muchas cosas que quiero hacer pero no puedo. A veces porque lo único que me apetece al final del día es descansar, a veces porque la tecnología no me acompaña, a veces porque lo que no me acompaña es el ánimo y porque sí, es cierto, soy lenta. Soy muy lenta. o dicho de otra manera, tengo mi propia velocidad vital. En lo que yo tardo en recoger mis cosas por la mañana, Pablo ya ha recogido lo suyo, ha estirado, se ha comido un paquete de galletas, ha contestado todos los comentarios en Facebook, ha estado tirándole la pelota a Hippie y me ha mirado durante al menos 10 minutos con gesto impaciente.
Hay planes y proyectos que he tenido que abandonar al darme cuenta de que eran incompatibles con el ritmo del viaje y con mi propio ritmo. Debo posts invitados a amigos bloggers, debo montones de respuestas a mails y comentarios; debo tiempo a quien me ha dado su tiempo, pero sin tiempo para devolverlo. Y aún con todo sé que tengo una suerte inmensa con vosotros, que seguís llenando las publicaciones con vuestros comentarios e imprimiéndoles parte de vuestra sabiduría. También me falta tiempo para agradecéroslo como debiera.
Estar un poco mona
También, para acabar de ser sincera y ya que os he confesado lo que ando haciendo por el monte, echo de menos de vez en cuando poder “arreglarme” un poco (hale, ya lo he dicho). No me entendáis mal, yo comprendo la belleza, sé en qué consiste, pero me refiero a algo un poco más frívolo para variar. Me cuesta reconocerlo, pero entiendo que de algunos deseos y costumbres cuesta dejar de ser esclava. Y el espejo es muy tirano.
Lo de la ropa me da bastante igual, no necesito más que dos de cada y tampoco es que me preocupase mucho antes, pero estar siempre polvorienta y con esos pelos que se quedan después de todo el día sudando bajo el casco se me hace duro. ¿O a qué crees que se debe el look pañuelo?
Al final lo que resulta de todo esto es una imagen un poco menos épica y mucho más humana. No dejo de ser la ciclista patosa, a la que se le cae la bici, la que pierde cosas, la que siempre está mirando hacia otro lado cuando pasa algo interesante, la que pone caras de teleñeco en los vídeos…
¿Pero sabes qué? También soy la que no se arruga, la que sigue adelante aunque duela, la que acepta todo eso que te he dicho más arriba y lo supera, la que estira cada día un poco más la paciencia para poner al mal tiempo buena cara.
Y es porque no puedo vivir agobiada por lo que me falta, focalizarse en las carencias es como hacerse el harakiri con un serrucho oxidado: muy mala idea.
En lugar de eso, tendré que hacer lo mejor que pueda con lo que tengo. Y con lo que no tengo, obviamente, no.
En aproximadamente una semana empezaré a caminar para hacer el Camino de Santiago por tercera vez (esta vez el portugués).
Sé que no es comparable con aquello en lo que tú debes estar pensando al escribir esto, pero me ha invadido la emoción.
¡Quiero empezar ya!
Un saludo Anina, sigue viajando.
Lo de el señor Roca me ha conquistado. Entre otras cosas, porque lo has puesto lo primero (veo que después de tanto viajar, tienes claras tus prioridades).
Pues que quieres que te diga, yo siempre te veo mona 🙂
Un beso enorme!
Lo mejor de tus malos momentos es q se convertirán en grandes recuerdos. Buen viaje.
Pensaba que ibas a decir que lo que más echabas de menos era tu juego de porcela china para tomar el té.
Cuando vivía en Perú aprendí a valorar esos pequeños lujos, como abrir un grifo y que salga agua o encender una luz, no morir electrocutado con la ducha…Y aunque a mí me cortaban el agua medio día, todos mis alumnos vivían así, sin grandes lujos.
¡Suerte en el camino!
Como decía Lluís Llach en Viatge a Ítaca: cuando salgas hacia Ítaca, tienes que rezar para que el viaje sea largo, lleno de aventuras y de conocimiento.
Con lo que me falta, que ahora mismo es mucho visto des de fuera ( trabajo, pareja, cordura) no hago nada pq como dices tu no puedo. Así que trabajo con lo que tengo ( falta de cordura, tiempo y libertad) algunos días me sale lo bueno de sumar estas tres cosas, otros días me sale lo malo de sumarlas. Pero sobretodo y por desgracia me falta dirección y objetivo claro. Con eso lo que hago es mantener la esperanza de encontrarlo algún día, y sinó aprender a vivir a salto de mata que viene siendo la lección que me toca ahora mismo.
Por eso leo blogs de gente guay del paraguay que al menos lo tiene un poquito mas claro que yo, a ver si se me pega algo.
Hace poco que te leo ( hace poco que leo blogs) pero molas! así con este lenguaje juvenil.
Suerte y ánimo, lo llevas muy bien.
¡¡¡5 Post a la semana!!!
¡Como para no estancarse querida flanina!
Yo nunca he viajado ni durante tanto tiempo, ni en tus circunstancias, pero cuando lo he hecho (a mi manera) tengo que decir que escribir no me ha apetecido nada. No sé si es tu caso pero desde mi punto de vista tiene mérito lo que haces.
Eso sí, acuérdate de que el jinete tiene una fuerza de voluntad bastante limitada y que, superado ese límite, el elegante llevará las de ganar y cogerá las riendas, por lo que haz lo que puedas por tenerlo contento y que no quiera abandonar el redil que le has marcado.
Mucho ánimo y a seguir la odisea, digo, la aventura.
¡Abrazote!
He querido decir “el elefante llevará las de ganar” 😉
Animos Aniskara. Estamos todos en la misma lucha (aunque en distintas batallas).
Lo haces bien!! sigue!!
ANINA saludos desde TANDIL, Argentina, BUEN VIAJE, hay TIEMPO….. HAY TIEMPO… solo se trata
de elegir. Y los que te quieren esperaran tus respuestas. BUEN VIAJE…. ANA LIA.